Las primeras destilerías en de Canadá se instalaron en Kingston, a orillas del lago Notario.
En 1875 se reglamentó el uso exclusivo de los cereales (centeno, cebada y trigo), la destilación continua y un envejecimiento en roble durante más de tres años.
El whisky canadiense es ante todo un whisky de ensamblaje. Los mejores de ellos se componen en gran parte de whisky de centeno, de centeno malteado (germinado y secado) y de un alcohol neutro. Se añaden a veces whisky a base de cebada malteada y maíz.
La destilación se efectúa en alambiques de columna (Coffe still o patent still) pero también en alambiques de tipo pot still (destilación discontinua).
Las levaduras elegidas y las proporciones de las mezclas dan personalidad a estos destilados, pero también la madera utilizada (barricas de roble que han contenido bourbon, jerez y a veces cognac).
El whisky canadiense es de un estilo ligero, muy redondo, afrutado y un poco amargo.
Tiene un sistema de clasificación que va de la letra A para los de gama alta hasta la letra E para los de calidad inferior.